NAUCALPAN, Méx.- Alrededor del 50 por ciento de los pacientes que tienen insuficiencia renal tuvieron como antecedente tres grandes riesgos previos: La diabetes, la hipertensión y la obesidad, es decir que este porcentaje de enfermos, aun conociendo su padecimiento, no se apegaron a una dieta saludable, y continuaron con sus malos hábitos alimenticios; no llevaron a cabo una actividad física, siguieron con su sedentarismo, lo que los llevó a terminar con una enfermedad renal.
Al indicar lo anterior, la doctora Marisol Torres Toledano, internista en el Instituto Mexicano del seguro Social (IMSS) Delegación Regional Estado de México Oriente, señaló que también existen pacientes, en un porcentaje menor, que generaron daños a su riñón por consumo excesivo de antibióticos, analgésicos, bebidas, energetizante, alcohólicas, o hasta por infecciones en vías urinarias y no se atendieron de manera correcta.
“Si el gran porcentaje de la población tuviéramos conciencia de los factores de riesgo que es el sobrepeso, la obesidad, la diabetes y la hipertensión, podríamos evitar llegar a estas etapas tan avanzadas de la insuficiencia renal. De entender de lo que hago hoy tiene una consecuencia para el día de mañana”.
La especialista subrayó que “normalmente cuando los pacientes están en etapas terminales se requiere de una terapia que remplace la función del riñón, de lo contrario el paciente fallece.
“El simple hecho de tener una terapia de remplazo, que es un soporte de vida para los pacientes hace que el costo sea altísimo, se estima que la mayoría de los países destinan alrededor del uno por ciento del gasto en salud por esta enfermedad y eso representa muchos millones de dólares.
“Desafortunadamente el padecimiento renal, es una enfermedad que hoy es caótica en todo el mundo. Hay una epidemia de enfermedad renal, se ha convertido en una de las principales causas de muerte por enfermedad renal, pero lo más importante es que el gasto que origina la atención de las etapas terminales, es catastrófico para todas las sociedades, independientemente de que sean países ricos, pobres o de mediano desarrollo.
“Para el IMSS se estima que gasta alrededor de 10 mil millones de pesos anuales en la atención de sus pacientes que ya están en etapas terminales. Es la patología, o la enfermedad, que más recursos consume en todo el instituto y únicamente tenemos 67 mil pacientes que requieren terapias de remplazos. De esta cantidad, en la Delegación IMSS México Oriente se tiene alrededor de 5 mil pacientes”.
La doctora Marisol Torres Toledano, manifestó que cuando se llega a diálisis y hemodiálisis la salud del paciente se va deteriorando progresivamente y no sólo la salud, sino afecta también a la familia en su economía, porque tan sólo en un año de tratamiento de un paciente con daño renal, en diálisis se destinan alrededor de 250 mil pesos y la cifra se puede elevar hasta los 750 mil pesos, si hablamos de hemodiálisis.
Aclaró que “la insuficiencia renal no se cura, es una terapia únicamente de soporte de vida, mientras el paciente este con vida: Afortunadamente la terapia de remplazo renal si se hace en condiciones oportunas, que el paciente todavía tenga buena condición nutricional, específicamente integro, el paciente puede sobrevivir muchos años, estamos hablando de 5, 10 y hasta 20 año. A partir del momento de que ya tiene las etapas terminales.
“Sin embargo, cuando el paciente llega a las etapas muy avanzadas de la enfermedad, está muy desnutrido, no se atendió de manera oportuna, tiene complicaciones, infecciones con morbilidades como diabetes, hipertensión, infartos previos, cegueras, amputaciones, y eso merma mucho la calidad de vida de los pacientes.
La prevención e identificación de los factores de riesgo para la insuficiencia renal crónica, así como el tratamiento oportuno y de calidad son los objetivos del instituto; “asimismo detectar el daño renal en etapas tempranas y ayudar al paciente a tener un mejor control del órgano”, puntualizó la doctora Marisol Torres Toledano.
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